Cuando la impresionante figura del arquitecto y diseñador Alvar Aalto dominaba la vida cultural de Helsinki, en 1955, Ilmari Tapiovaara, el primer diseñador-no-arquitecto finlandés que se proclamó simplemente como tal, acometió el proyecto de su única lámpara de interior. Y su motivo de inspiración fue la abeja Maya (en el original alemán: Die Biene Maja), un simpático personaje de un libro infantil de 1902, de donde salieron unas tiras de cómic y una serie de TV japonesa muy populares, traducida por Maija en Finlandia.
La serie Maija expresa el sentimiento de la luz que es habitual en las ciudades del Báltico, donde las calles se iluminan escasamente por cuenta del erario público y son las casas particulares y los escaparates quienes irradian su luz hacia la vía pública, de adentro hacia afuera. En tales condiciones, Tapiovaara imaginó una torre de platillos metálicos superpuestos por donde se cuela hacia afuera la luz de un reluciente panal, lleno de vida. Originalmente, los platillos fueron de color rosa palo, y luego blancos (ambas versiones hoy ofrecidas por Santa & Cole).
La serie Maija forma parte de la colección Clásicos del Diseño de Santa & Cole, un conjunto de objetos creados durante distintas épocas de la modernidad, que propone un debate crítico sobre la reacción en diseño industrial más allá de las modas.
Sobre el diseñador
Ilmari Tapiovaara (1914 – 1999)
Ilmari Tapiovaara fue un pionero del nuevo diseño que surgió tras la II Guerra Mundial, que dejó de ser un lujo cultural para extenderse al conjunto de la sociedad. Nacido en 1914 en Hämeenlinna (Finlandia), estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Helsinki, donde entró en contacto con el Funcionalismo, los diseños de muebles de Alvar Aalto y el Movimiento Moderno. Más tarde, sus prácticas en el estudio de Le Corbusier completaron su formación. El estrecho contacto con la naturaleza del que pudo disfrutar en su juventud también influiría en su orientación: “La naturaleza es el mejor y más cercano manual para el diseñador industrial”, expresó.
Tapiovaara tuvo que enfrentarse a los nuevos desafíos pragmáticos que planteó el moderno diseño industrial: ensamblaje de las piezas seriadas, embalaje racional para el transporte y la exportación, solidez, ergonomía y exploración de técnicas y materiales. El resultado fueron unos diseños irónicos y persuasivos, que aludían sutilmente a la tradición y, al mismo tiempo, eran transgresores y atemporales, buscando la poética de la forma. Ilmari Tapiovaara murió en 1999, tras haber sentado las bases para el desarrollo del incipiente diseño industrial.