Lo que antaño fuera la casa de uno de los más prestigiosos fotógrafos mexicanos, Manuel Álvarez Bravo, es ahora Círculo Mexicano, un nuevo hotel de Grupo Habita. Situado en el corazón de la capital mexicana, el inmueble es un destino en sí mismo, pues ofrece al viajero más allá que solo hospedaje: una experiencia única de la cultura mexicana y un agasajo para los sentidos, basados en una exclusiva selección de gastronomía, moda y diseño.
Antigua morada de Manuel Álvarez Bravo
Cerca de donde confluyen ruinas prehispánicas, la casa de Gobierno y la catedral más antigua de América se levanta un edificio residencial del siglo XIX. En esa otrora vecindad situada en Guatemala 20, nació y vivió el genio de la lente Manuel Álvarez Bravo. Ahí se formó y fotografió su aclamada obra El ensueño, en 1931, cuando apenas contaba 29 años de edad. Su aguda percepción para desnudar el alma del personaje a través de su cámara queda patente en su obra difundida mundialmente y expuesta en prestigiosos recintos del arte.
Refugio para el viajero y homenaje al artista
Ahora, ese sitio recupera su encanto y esplendor original gracias a la reinvención hecha por el despacho de arquitectura Ambrosi / Etchegaray. Este convirtió el inmueble en un hotel boutique que ofrece refugio al viajero y rinde homenaje al artista: Círculo Mexicano. Con la colaboración de la Fundación Manuel Álvarez Bravo se han seleccionado una serie de obras que serás exhibidas en los distintos espacios del hotel.
Círculo Mexicano: énfasis en la privacidad
Integrado por 25 habitaciones, el lujoso y sofisticado hotel Círculo Mexicano ocupa el segundo y tercer pisos del inmueble. Cada espacio posee interiores limpios y minimalistas enmarcados por materiales de alta calidad y que hacen énfasis en la privacidad. Estos son resultado de la detallada labor que llevó a cabo Ambrosi / Etchegaray en colaboración con el despacho de diseño La Metropolitana y Carlos Couturier. La iluminación es de Luca Salas, quien colocó Cestita Batería de Santa & Cole en diversos espacios.
Percibir el latido de la metrópoli
En este sentido, 18 de las 25 habitaciones cuentan con patio propio pleno de luz natural. Los demás disponen de balcón, desde donde es posible apreciar el ir y venir de los transeúntes y percibir el latido de la Ciudad de los Palacios. Al caer la noche, la luz cálida y amable de las habitaciones entrega un refugio para el descanso, gracias a la iluminación puntual.
Agasajo para los sentidos
La terraza, el centro de reunión más cosmopolita de la la ciudad, ofrece esplendorosas vistas del centro histórico. Ahí, se ubica el restaurante ONA Le Toit, que bajo la experta guía del chef Romain Tischenko, presenta un menú de degustación de 7 tiempos que combina la cocina francesa con ingredientes mexicanos. El menú cambia semana a semana para agasajar y sorprende al paladar de los comensales. En suma, un lugar para disfrutar, descansar, consentirse, entretenerse y conocer mucho de lo que la capital mexicana tiene para ofrecer al viajero.