El 2020 acabó y se llevó a uno de los grandes del diseño de iluminación: Ernesto Gismondi, fundador de Artemide. Y con él se fue una era del diseño sin par. “El Ingeniero”, como lo llamaban cariñosamente, concibió muchos de sus productos bajo la premisa de que la luz podía contribuir al bienestar de las personas.
Engrandeció a Milán
Las lámparas de Artemide han contribuido a darle grandeza y brillo al sector. Con sus luminarias ha contribuido a que el mundo de la luz alcance nuevas dimensiones. “Con la muerte de Ernesto Gismondi perdemos a uno de los protagonistas del mundo del diseño que hizo grande a Milán”, declaró Giussepe Sala, alcalde de Milán al dar a conocer la noticia.
El Ingeniero
Ernesto Gismondi falleció en Milán a los 89 años, con el último día del año. Atrás dejó un legado de iluminación como ningún otro creativo. Nacido en San Remo, se tituló en ingeniería aeronáutica en el Politécnico de Milán, en 1957, y en ingeniería de misiles en la Escuela Superior de Ingeniería de Misiles en Roma, dos años más tarde. No es de extrañar, pues, que lo llamaran “el Ingeniero”.
Cambió el diseño del mundo
No obstante, el campo de diseño de productos también captó su atención y junto con el diseñador Sergio Mazza fundó Studio Artemide Sas en 1959. A partir de este creó Grupo Artemide, al introducir el uso del plástico para el diseño de objetos, como luminarias. Como uno de los líderes del movimiento vanguardista Memphis, Ernesto Gismondi contribuyó a cambiar el rumbo del diseño no solo en Italia, sino en el mundo.
Presente en más de 90 países
Bajo su liderazgo, Grupo Atemide creció su participación de mercado y su alcance internacional. Se convirtió en uno de los actores principales del sector de la iluminación. Con más de 50 showrooms en las ciudades más importantes del mundo, los productos Artemide se distribuyen en más de 90 países. Sus piezas se han considerado íconos del diseño contemporáneo y se exponen en museos como el MoMA y el Met, de Nueva York; en el Centro Georges Pompidou, de París; en la Galería Nacional de Arte Moderno, de Roma.
The Human Light, su filosofía
Stefano Boeri, presidente de la Triennale Milano, también lo recordó. “Gismondi iluminó el mundo con Artemide, corrió con la cabeza en alto por los mares de la política y el emprendimiento y abrió nuevos horizontes en el diseño”. En los 90, con apego a la filosofía The Human Light, Gismondi desarrolló sus lámparas enfocándose en las necesidades lumínicas de las personas. Su propósito era sencillo: convertir la luz en un elemento capaz de mejorar la calidad de vida.
Reconocimiento a su trayectoria
En este campo se consagró como diseñador de luminarias y de sistemas de iluminación. Su larga trayectoria como diseñador y sus aportaciones han sido reconocida en varias ocasiones. En 1994 se le otorgó el Compasso d’Oro y en 2018 por su carrera. En 1997 recibió el European Design Award. A lo largo de 20 años fue profesor asociado de Missile Motors en el Politécnico de Milán. Además, fue vicepresidente de la Asociación de Diseño Industrial. ¡Adiós, Ingeniero!