Tres artístas plásticos amantes de la luz
Los colores, las formas, los diseños y las tonalidades de las creaciones plásticas no son los únicos atributos que conllevan al éxito de una pintura o escultura, ni de un dibujo o de un grabado. La clave del éxito, dicen los expertos, es el manejo de la luz. Es decir, la creación plástica se convierte en una obra cuando la iluminación tiene el justo balance. ¿Y quiénes son los artistas plásticos amantes de la luz que más han tocado la mente y los corazones de sus espectadores con sus brillantes obras? Enseguida un claro ejemplo.
Caravaggio, maestro de la luz barroca
Es considerado el primer gran exponente del estilo barroco. Este 2023 se conmemoran 452 años de su nacimiento (nació el 29 de septiembre de 1571), en Italia. Michelangelo Merisi da Caravaggio, su nombre completo, fue pionero en el uso de luces dramáticas y en la representación de figuras religiosas y mitológicas. También fue el primero que mostró en sus lienzos flores, frutos, animales y, por supuesto, personas de la comunidad en actividades ordinarias: jugadores de cartas, adultos mayores, gitanos, niños y muchas más. La obra de Caravaggio captura, con un instante de luz, la cotidianidad de su entorno. La narrativa de sus obras ha marcado la historia de la pintura no solo en Europa, sino en el resto del mundo.
Entre las piezas más representativas de Caravaggio están:
- La vocación de San Mateo (1600)
- David con la cabeza de Goliat (1609)
- La decapitación de San Juan Bautista (1608)
- Cesto con frutas (1596)
- La captura de Cristo (1602)
- Natividad con San Francisco y San Lorenzo (1609)
- Jugadores de cartas (1594)
- Los músicos (1595)
Caravaggio murió a los 38 años de edad. Sus restos fueron exhumados, en 2018, a fin de precisar la causa de su muerte: infección bacteriana de una herida causada durante una riña. Además, tenía importantes cantidades de plomo en su organismo, debido al uso desmedido y sin protección de la pintura que utilizaba para la creación de sus magistrales obras.
José María Velasco iluminó el paisaje mexicano
El mexiquense José María Velasco y Gómez-Obregón nació en 1840 en Temascalcingo, y durante su infancia se trasladó a la Ciudad de México. Es considerado el más importante paisajista de México. Fue profesor de numerosos artistas y, de acuerdo a sus biógrafos, también el espejo en el que se fijaron los muralistas José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros durante sus primeros años en el arte de la pintura. Cuando ingresó a la Academia de San Carlos estudió botánica, zoología, matemáticas, astronomía y geometría, entre otras. Así, cuando comenzó a pintar, aplicó todo ese conocimiento científico a su obra plástica, que fue reconocida por gobernantes, colegas, académicos y, por supuesto, el público en general.
A los 28 años, con un magnífico historial académico, fue nombrado profesor de perspectiva de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Tras cuatro años en ese cargo, obtuvo la titularidad de la plaza de profesor de paisaje en la misma institución académica.
La obra de Velasco comprende más de 300 pinturas al óleo, así como acuarelas, litografías y pinturas en miniatura, que tuvieron como característica principal la composición armoniosa entre luz y sombra, peculiaridades que le dieron a ganar diversos reconocimientos, entre los que destacan: la medalla de oro de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de los años 1874 y 1876, la medalla en la Exposición Internacional de Filadelfia (1876), el premio de la Academia Nacional de México (1878), la medalla de la Exposición Universal de París (1889), la medalla de oro del Centenario de Colón (Madrid, 1893) y la medalla de la Exposición de Bellas Artes de Puebla (1900). Incluso, le dieron la distinción de Caballero de la Legión de Honor, otorgada por el gobierno francés.
Entre sus obras están: Patio de una casa vieja (1861), La Alameda de México (1866), El valle de México (1875), Catedral de Oaxaca (1887), entre decenas más de paisajes de México y el extranjero. Falleció a los 72 años en su casa.
James Turrell, arquitecto de la luz y el espacio
Durante más de 50 años, el arquitecto estadounidense James Turrell ha trabajado para construir con dos elementos: la luz y el espacio. Justo se le considera como uno de los fundadores del movimiento “Light and Space”, iniciado en la década de los 60 en California, Estados Unidos. Antes de ser arquitecto, estudió psicología en el Pomona College; por ello, Turrell afirma que sus obras están hechas para enaltecer sentimientos, pensamientos y emociones entre sus espectadores.
Sus obras arquitectónicas están localizadas en diversos puntos del mundo. Por ejemplo, diseñó una capilla en Alemania, un viñedo en Argentina, un hotel & resort en Grecia; incluso, un jardín botánico en Culiacán, México, y un Parque de Esculturas, en Oslo. Todas estas creaciones comparten ciertas características: espacios amplios y luces que se entrelazan en los techos, escaleras o muros. Además, su obra también forma parte de exposiciones e instalaciones en variados museos de arte contemporáneo en las ciudades de: Los Ángeles, Nueva York y San Francisco, entre otros.
Los galardones que ha recibido Turrell están divididos en dos categorías. La primera es por su trabajo arquitectónico: Grand Medailles d’Argent, Fondation Academie d’Architecture, en París, Francia, 2000; Medalla Jefferson en Arquitectura, Universidad de Virginia, Charlottesville, Virginia, 2002; y Miembro del Royal Institute of British Architects, Londres, Inglaterra, 2009. También ha sido reconocido como artista mediante los Fondos Nacionales para las Artes, 1968; el Premio Friedrich, en Frankfurt, Alemania, 1992; Fundación Wolf, Premio Wolf, Israel, 1998, y la Medalla Nacional de las Artes, 2013, entre otros importantes premios.