Iluminación monumental: belleza sin igual

Iluminación monumental: belleza sin igual

Las calles de la Ciudad de México se iluminaron por primera vez el 11 de diciembre de 1881, gracias a la instalación de plantas generadoras de energía impulsadas por el presidente Porfirio Díaz. La compañía Knight desarrolló esa primera instalación eléctrica y colocó 40 lámparas en la Plaza de la Constitución, mientras que en la Alameda Central instaló 100 luminarias. A partir de entonces, también fueron alumbrándose progresivamente otros espacios públicos, como plazas, fuentes, monumentos y estatuas, los cuales se han convertido, al paso de los años, en parte esencial de la identidad de una ciudad, país o región. Por ejemplo, ¿qué sería de París sin la Torre Eiffel, de Nueva York sin la Estatua de la Libertad, de Londres sin el Puente de la Torre, de la Ciudad de México sin el Ángel de la Independencia o de Río de Janeiro sin su Cristo Redentor?

Impulso estético

De esta manera, al paso de los años la iluminación de edificios y de monumentos históricos se convirtió en pieza clave para que se disfrutaran dichos espacios arquitectónicos. Incluso, un número importante de esas edificaciones son admiradas por millones de visitantes en la actualidad, ya sea por el turismo local o internacional. Así, la iluminación de estos espacios no responde únicamente a una necesidad de alumbrarlos al caer la noche con fines prácticos y de seguridad, sino también a darles un impulso estético y armonioso que brinde goce e inspiración a quienes los visitan y aprecian.

Eiffel tower

Destellos personalizados

Cada país ha seleccionado a expertos en iluminación a fin de que desarrollen conceptos lumínicos personalizados para cada edificio o monumento histórico. Los conceptos se relacionan con necesidades muy concretas que hacen resaltar la propia edificación y los materiales con los que fue construida. Sin embargo, también ocurre que la iluminación de los recintos históricos (incluidos ciertos vestigios prehispánicos, como las pirámides) va cambiando de acuerdo a la temporada del año, así como a ciertas conmemoraciones o aniversarios. Incluso se modifican a modo de protesta social, como cuando se quitan todas las luces y se deja a oscuras el monumento o edificio. 

Luminosidad específica

En fechas especiales se elige un color específico para iluminarlos: de rosa para hacer un llamado en torno al cáncer de mama, de morado para darle visibilidad al movimiento feminista, de azul en el marco del Día Mundial del Autismo y para el Día Mundial de la Hemofilia se elige el rojo. En México es posible observar inmuebles con las tonalidades de la bandera: verde, blanco y rojo, durante la conmemoración de la Independencia nacional. Por otro lado, cada agosto se iluminan edificios y monumentos de color azul maya a fin de celebrar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Con estos tonos se pretende impulsar la visibilidad de diversos temas que son de interés nacional e internacional y que, por tanto, tienen un alto impacto en las sociedades.

¿Cálidos o fríos? 

Además, la iluminación de estos monumentos tiene que ser muy bien planificada para que, en condiciones de poca luz, puedan apreciarse y resalten detalles estéticos que son importantes para que se transmita su magnificencia de manera cabal, así como sus texturas, los materiales de los que están construidos, incluso los colores. Por tanto, la luz deberá ser perfecta para que no modifique o distorsione la construcción y para ello se requiere tener claridad en cuanto a la temperatura de las luces. Por ejemplo, los tonos cálidos suelen utilizarse para monumentos o construcciones antiguas, mientras que los tonos fríos son adecuados para utilizarlos en la arquitectura más contemporánea. ¡Todo depende de la intención de la iluminación!

Luces led, la opción

Para darle belleza y protagonismo a los recintos arquitectónicos se emplea una gran diversidad de luminarias led, las cuales ofrecen ciertas ventajas no solo por su durabilidad, también por cuestiones de impacto ecológico, puesto que favorecen el ahorro energético y la mínima emisión de calor. Así se protegen las construcciones monumentales, ya que muchas de ellas datan de cientos de años de edificadas y con una iluminación tan extensa se correría el riesgo de dañar sus fachadas u otras zonas de estos recintos. Cabe señalar que, por sus características, antigüedad y riqueza natural y cultural, algunos sitios ostentan el título de Patrimonio de la Humanidad, conferido por la UNESCO.

Proyecciones lumínicas

Es importante seleccionar los puntos de luz y elegir el diseño final para que el monumento tenga visibilidad desde cualquier ángulo, sin olvidar que es posible jugar con sombras y tonos de luz que podrán darle un acento dramático o mayor volumen y fuerza. En la actualidad existe la tecnología para resolver cualquier desafío en la iluminación monumental, en especial cuando la construcción requiere mantenimiento constante. O bien, cuando no es posible colocar las luminarias muy cerca de los muros, para ello se utilizan proyectores lejanos pero potentes. Si bien la iluminación de cada pieza arquitectónica histórica implica retos, el resultado sorprende y, por supuesto, deja un grato recuerdo en la mente y un maravilloso brillo en los ojos. 

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