Desde siempre ha sido muy observadora y creativa. Aprende a través de lo que observa y la inspira lo que experimenta en su vida diaria. Desde chica, la estética le ha llamado mucho la atención. Para ella, diseñar espacios es una forma de expresión y también una manera de mejorar la calidad y el estilo de vida de las personas: de crear una nueva realidad. Estudió arquitectura y siempre tuvo inclinación hacia el interiorismo. Le llama mucho la atención la relación que tenemos los seres humanos con los espacios habitables cotidianos, como una casa, una oficina o un restaurante. Incluso con los muebles y objetos, como sillas, un vaso, y la importancia que estos tienen para mejorar o empeorar nuestro confort, bienestar y estado de ánimo. “Después de todo, los interiores son los espacios donde habitamos”, señala. Piensa que el buen diseño consiste en anticipar, planear y tomar buenas decisiones teniendo en mente siempre a la persona que habitará el espacio que está diseñando.