Una lámpara que se lanzó este año y cuyas inspiraciones conceptuales se basan en una interacción más humana, de tacto, emite una luz más de carácter orgánico que algo meramente técnico.
Al toque puedes tener el nivel de luz deseado, pero sin un violento destello inesperado. Cuando se diseñó esta lámpara de la reciente colección de novedades de Marset, marca de origen catalán, se buscaba algo cuya inclusión en el interiorismo fuera de tipo casi íntimo, relajado, pero sin perder de vista el objetivo principal: iluminar. La nueva lámpara Bolita invita a tocar la luz para modularla. Al moverla, atenuamos o aumentamos la luz y este juego cautiva por su hermoso efecto visual.
Más humano, más sensible
Lo que mueve al muy prestigiado despacho de diseño Kaschkasch era diseñar una lámpara en la que el proceso de regular la luz fuera de forma mecánica y no electrónica. Florian Kallus y Sebastian Schneider, diseñadores alemanes, son los artífices de este diseño de lámpara. Un diseño tecnológicamente innovador que reivindica el sentido del tacto volviéndolo una experiencia más sutil. En un mundo donde se ha perdido esa forma directa de contacto, tocar puede ser algo sumamente atractivo, por eso la nueva lámpara Bolita invita a tocar la luz para modularla. Su estructura es tan sencilla como mágica: una superficie redonda que aloja un led situado en su eje central y una bola de cristal superpuesta que al desplazarse produce, de manera constante, el efecto de un eclipse. Al mover la Bolita atenuamos o aumentamos la luz y este juego cautiva por su hermoso efecto visual. Bolita tiene como objetivo principal que el usuario interactúe con ella.
Bolita, de Marset, esta construida con una base de acero lacado en la que se aloja la fuente de luz. Un difusor de vidrio soplado opalino levemente magnetizado que reposa encima de la base y se desplaza por la superficie. El interruptor está ubicado en el lateral de la base.