Blanco de Karman, luminosidad clara que realza la arquitectura

Formas suaves y ligeras, semejantes a discos etéreos suspendidos en el aire, son las características de Blanco de Karman. El diseño de esta colección de lámparas de suspensión y techo es una interpretación elegante y contemporánea del colgante clásico. Su presencia añade un toque refinado a espacios de hostelería, comerciales y residenciales. En versión de techo, se vuelve el foco de atención en pasillos, corredores y zonas de tránsito.

Presencia refinada

Disponible como colgante.

Diseñada por Matteo Ugolini, Blanco, nueva colección de Karman, alcanza su máximo potencial en espacios abiertos y altos. Tanto en entornos residenciales como de hospitalidad y comerciales, el colgante se integra con fluidez emitiendo luz difusa. Sobre mesas de comedor y ambientes de techos altos, la versión de suspensión captura la atención por su refinada presencia.

Diseño esencial

Realza la arquitectura.

Además, a pasillos de hotel y zonas de paso, el plafón Blanco aporta un toque de distinción. Es perfecto para aquellos entornos que requieren iluminación discreta y a la vez impactante. Así, la pieza de Karman se adapta a una amplia gama de espacios, realzando la arquitectura con su diseño esencial.

Dos elementos

Pantalla cóncava.

Elaborada en aluminio blanco mate, Blanco se forma por dos elementos distintivos: un disco compacto y un domo aplanado. Ambas piezas se conectan en el centro mediante un eje esbelto que parece esfumarse. La ligereza del material facilita la intalación de piezas de amplias dimensiones.

Pequeña y grande

De 90 y 60 cm de diámetro.

Con fuente de luz led y temperatura de color de 3000 K, Blanco de Karman se ofrece en dos tamaños. La pequeña mide 60 cm de diámetro y la mayor, 90 cm. Ambas alcanzan los 30 cm de alto. En configuraciones grupales, se crean conjuntos llamativos al combinar piezas de distintos tamaños a diferentes alturas.

Evoca emoción

Director artístico y creativo de Karman, Matteo Ugolini diseña lo que realmente le gusta. Su objetivo es emocionar, ya que sus raíces se arraigan en el recuerdo y en la naturaleza. “Cada una de mis piezas de luz busca ser una historia que no necesita ser contada con palabras. Al observarlas, deberían evocar un recuerdo, una emoción, incluso diferente a la mía», explicó.

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