Inspirada en las flores del mismo nombre, la silla Hortensia es tan funcional como escultórica. Diseñada en 2018 por el artista y diseñador digital Andrés Reisinger, la llamativa pieza de mobiliario es desde ahora parte de la colección permanente del Vitra Design Museum.
Objeto icónico
Ubicado en la localidad alemana Weil am Rhein, cerca de Basilea en Alemania, el Vitra Design Museum acoge a lo más destacado del diseño a nivel internacional. Rosada y radiante, Hortensia es un objeto icónico que ocupará un lugar destacado en el museo. A menudo se le ve acompañando reconocidas piezas de iluminación, como Taccia de Flos y Heracleum de Moooi.
Arte digital
Pieza emblemática y epítome de la visión creativa de Andrés Reisinger, la silla Hortensia nació como una obra de arte digital en 2018. Su diseño impactó al público de tal modo, que pronto se volvió viral en las redes sociales y las solicitudes de piezas físicas se multiplicaron. Eso impulsó al diseñador a asumir el reto de volverla un objeto tangible. Para realizar el proyecto contó con el apoyo de la diseñadora Jùlia Esqué, quien elaboró una cubierta de 30,000 rosados pétalos. Para ello cortó a láser 500 tiras de tela, luego las frunció formando racimos y los ensambló.
Documental de arte
La edición limitada de 15 sillas Hortensia físicas se agotó rápidamente y en 2020 evolucionó para ser la figura central de un documental de arte. Ahora, el Vitra Design Museum ha adquirido una pieza para integrarla a su colección permanente. De este modo, la presencia del mueble en esa institución permitirá a los visitantes examinar la relación del diseño con la arquitectura, el arte y la vida cotidiana.
Inclasificable
“Este es otro hito importante para el viaje de Hortensia y el mío, del cual estoy increíblemente orgulloso”, afirmó el diseñador. Nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1990, Andrés Reisinger es uno de los artistas digitales más buscados del mundo. En Barcelona fundó su estudio que une lo imaginado y lo tangible. Recientemente presentó su primer libro, Unclassifiable, que ofrece una perspectiva íntima de su visión creativa y que Reisinger define como: “Un tapiz de creatividad, mezcla de lo conceptual y lo táctil”.
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