Tom Dixon: su futuro es una fábrica bajo el agua en Cancún

“Sé tú mismo, intenta no ser como alguien más” fue uno de los consejos a los diseñadores emergentes que Tom Dixon ofreció tras su charla “Yesterday, Today, Tomorrow”, en la Universidad CENTRO. De visita en México invitado por Diez Company, el diseñador afincado en Londres aconsejó también: “Usar las herramientas disponibles en la actualidad para mejorar el mundo. De otro modo, la gente las usa para lo malo”. Un público atento llenó el auditorio del recinto académico para conocer de primera mano el recorrido profesional del talentoso diseñador británico. Su prolífica carrera ha sido reconocida y laureada con numerosos premios, como el London Design Award y el Diseñador del Año en Maison & Objet. Hoy, varias de sus piezas forman parte de colecciones permanentes del Museo de Arte Moderno, el Museo Victoria & Albert y el Museo del Diseño, por ejemplo.    

Yesterday

Nacido en Túnez, su primer contacto con el diseño fue la cerámica en la escuela Holland Park Comprenhensive. Ahí surgió su obsesión por la materialidad, la fabricación y la forma. “Fue entonces que descubrí el poder de la imaginación para transformar materiales en algo funcional y deseable”. No obstante, su interés principal era la música: tocaba el bajo en la banda disco Funkapolitan. Al poco tiempo pero tuvo que abandonar su carrera musical tras dos accidentes que lo dejaron con una pierna y un brazo rotos. Inhabilitado para tocar, pasó dos años en el negocio de los clubes nocturnos. 

Sillas icónicas

Más tarde, Dixon descubrió la soldadura y un mundo nuevo se abrió ante él. “Es una forma rápida y eficaz de construir objetos”. Hizo más de 100 sillas a partir de materiales reutilizados, entre ellas la icónica Silla Pylon en 1990. Pronto el trabajo de Tom Dixon evolucionó de soldador a artesano y luego a diseñador. Aquí aplicó lo aprendido en el terreno musical: “Toma tu creatividad y transfórmala en tu manera de vivir”. Poco después, la empresa italiana Cappellini se interesó en su trabajo y para ella diseñó la aclamada Silla S, montada sobre el volante de un Volkswagen en el prototipo.

Colaboró con Hábitat

De su colaboración de más de 10 años como jefe de diseño en Hábitat, la empresa minorista más grande del mundo, aprendió más allá de fabricar muebles. “Aprendí branding, comunicación, abastecimiento, producción… y, lo más importante: cómo la gente compra artículos para el hogar”. Por sus servicios a la innovación y el diseño se le otorgó la Orden del Imperio Británico en el 2000. Dos años después fundó su marca homónima y su empresa. La división de diseño se estableció como Design Research Studio ofreciendo interiorismo de alto concepto, diseño arquitectónico e instalaciones a gran escala. 

Luz transformadora

La luz se vuelve parte de su vida. “La iluminación es un campo muy emocionante. Un objeto transformador del espacio, que puede establecer un estado de ánimo o cambiar el ambiente de la noche al día”. Es en este campo que el impacto de la marca Tom Dixon se multiplicó. Al intentar crear una producto que reflejara el entorno y no se notara, surgió la lámpara de suspensión Mirror Ball, totalmente llamativa y vistosa. 

Today

 

Y tras ella, una sucesión de lámparas exitosas, como Void y Cut, apreciadas internacionalmente por su uso pionero de materiales y técnicas. Con Melt, por ejemplo, los experimentos en el campo de la metalización al vacío adquirieron un nuevo giro. La reciente colección Portables es otro ejemplo de cómo la innovación permite cambiar la manera de iluminar: el cable es prescindible, la luz puede llevarse a cualquier lugar.

Marca global

En 2007, se estableció la oficina Tom Dixon en Nueva York y comenzó la globalización. A la fecha, la marca tiene presencia en 90 países y abarca, además, un restaurante en The Coal Office, su nuevo hogar desde 2018. También incluye The Manzoni, restaurante, sala de exposición y tienda en Milán. Actualmente y hasta marzo se exponen en la tienda Amoreiras de Lisboa, Portugal, sus últimas creaciones.

Tomorrow

En tiempos recientes, un nuevo experimento atrapó su atención: la inmersión de sillas metálicas en el lecho marino para luego aplicarles electricidad. Encontró que atraen los minerales abundantes en el agua creando una especie de cemento natural en la estructura que crece con el paso del tiempo. Así nuevas expectativas se abren para el mañana. “Lo asombroso es la forma en que contribuye a que se genere el coral, lo cual es valioso en términos de sustentabilidad. Ahí lo tienen. En el futuro cercano, me veo con mi fábrica bajo el agua en Cancún”. 

 

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